La Artillería Antiaérea Argentina fué sumamente letal, destacándose en su accionar al impedir a la aviación enemiga anular blancos tan importantes como la pista de Pto Argentino que era el pulmón que los argentinos tenían en las islas. Fué un ejemplo del accionar conjunto al unir las tres Fuerzas Armadas sus medios antiaéreos en una magnifica red de baterías y misiles que rechazaron a la aviación de la 3ª flota del mundo.
El cuadro representa el momento en que el Cabo Principal C. A. Almada de la Fuerza Aérea con su cañón bitubo Rheinmetal de 23 mm derriba al numeral 3 de una escuadrilla de Harriers, en un ataque al aeropuerto el 1º de mayo. Los atacantes entraron a muy baja altura y cuando el piloto sintió los proyectiles de la primera ráfaga quizo escapar con un viraje a su izquierda. Almada aprovechó esta posición del avión que al ponerse de planta le permitió derribarlo con una certera segunda ráfaga.
En el conflicto se calculan 17 derribados, 11 probables y 11 averiados que hacen un total de 39 considerando un total de por lo menos 22 destruidos. Los ingleses ocultan estas cifras muchas veces “blanqueando” con accidentes para negarle el mérito a los argentinos. Su corta apreciación de las capacidades argentinas los obligó a tener que traer todos los Harriers que tenían emplazados en la OTAN incluidos los de la RAF en peligrosos vuelos desde la isla Ascensión con re-abastecimientos en la ruta para poder llegar a Malvinas y ocupar los puestos vacíos por causa de la Artillería Antiaérea Argentina.