Se puede ver la pala de la hélice torcida y rota. Era una isla en un delta. Había que hacer caminos y puentes que llevaban la operación a costos superiores el avión, no había posibilidad de una pista porque era muy chica.
La longitud de la soga para colgarlo era una ecuación con dos variables. Si la soga era muy larga el avión iba a tener menos posibilidades de moverse y hacer péndulo lo cual era ideal para llevarlo pero reducía el efecto suelo en el despegue y requería mucha más potencia que en ese clima no estaba disponible. Si la soga era corta iba a ser fácil levantarlo pero en el traslado podía producir efecto de péndulo y provocar un accidente.
No había tiempo para titubeos así que tomé la distancia que tantos años de llevar carga me dictaron. Afortunadamente pude salir… llevarlo con mucho “julepe”… con muchos imprevistos…. pero con mucha paciencia…. y entregarlo sano y salvo. Fué una operación inédita y pionera.
En la fotografía estoy a la derecha midiendo el largo de soga para el vuelo estacionario.